El 20 de julio de 1987 el presidente de la republica, doctor Virgilio Barco Vargas, anuncío al país el deseo del gobierno de proceder a una eventual reforma del concordato, sobre cuestiones atinentes al matrimonio católico y ala libertad religiosa.
Una cuestión tan compleja y delicada interesa en amplia medida a la jerarquía colombiana. Los obispos hemos considerado Unanimemente un calro e ineludible deber pastoral orientar a los fieles sobre tan grave asunto y suministrar criterios básicos para la formación de su conciencia, en orden a un compromiso consecuente, está en juego nada menos que la unidad e indosolubilidad del matrimonio catolico, con todo lo que para nuestra fe eso implica. Servidores de la iglesia, la voluntad del señor es para nosotros el criterio y la norma fundamental.